Arsénico en el agua
Por muy extraño que nos parezca, las aguas subterráneas que mediante pozos abastecen a urbanizaciones o comunidades, pueden en ocasiones presentar arsénico de forma natural, (no por contaminaciones externas) por encima del nivel de concentración permitido en aguas destinadas a consumo humano.
La legislación europea y la correspondiente transposición española mediante el R.D 140/2003, establecen un valor máximo admisible de arsénico en el agua de 10 microgramos por litro. Este valor no es superado en la mayor parte de las extracciones de agua del subsuelo en España, pero existen zonas con mayor incidencia, que alcanzan valores superiores a los 10 admisibles, llegando en ocasiones a superar los 50 microgramos por litro.
En las zonas donde se da este aumento, tanto las urbanizaciones de manera centralizada, como los usuarios en viviendas y pequeños negocios de forma individual, pueden solucionar mediante tratamiento el problema, reduciendo los niveles de arsénico en el agua que distribuyen o consumen.
Según la OMS:
El arsénico está presente de forma natural en niveles altos en las aguas subterráneas de varios países.
El arsénico es muy tóxico en su forma inorgánica.
Su mayor amenaza para la salud pública reside en la utilización de agua contaminada para beber, preparar alimentos y regar cultivos alimentarios.
La exposición prolongada al arsénico a través del consumo de agua y alimentos contaminados puede causar cáncer y lesiones cutáneas. También se ha asociado a problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, neurotoxicidad y diabetes.
La intervención más importante en las comunidades afectadas consiste en prevenir que se prolongue la exposición al arsénico implantando un sistema seguro de abastecimiento de agua potable.