Día Mundial del Agua
Desde el año 1993 que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara la resolución A/RES/47/193, el 22 de marzo fue declarado como Día Mundial del Agua. Se invitó entonces a los diferentes estados miembros, a dedicar este día a la celebración de actividades concretas para el fomento de la conciencia pública, relacionadas con la conservación y desarrollo de los recursos hídricos.
El agua es elemento esencial para la vida. La cantidad de agua dulce existente en la tierra es limitada, menos de un 3% de la cantidad total mundial, y su calidad está sometida a una presión constante dentro del ciclo hidrológico con las interacciones de la actividad humana. La conservación de la calidad del agua dulce en el medio natural, es importante para el acceso y suministro de agua a la población humana, y su conservación constituye una responsabilidad principal de la sociedad actual mundial.
Desde las Naciones Unidas, se ha puesto en marcha recientemente la esperanzadora Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que fue adoptada en su seno por los líderes mundiales en septiembre pasado y que ha entrado en vigor el 1 de enero del presente año.
La nueva Agenda insta a los países a iniciar esfuerzos para lograr 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en los próximos 15 años, con el fin de construir un mundo más justo y equitativo y velar por la conservación del medio ambiente.
De todos ellos, entresacamos aquí el Objetivo Nº6 en relación a la disponibilidad y calidad del agua.
En los inicios del siglo XXI, podemos celebrar los avances en esta materia en los últimos años, utilizando datos de Naciones Unidas, 2.600 millones de personas han obtenido acceso a mejores fuentes de agua potable en los últimos veinticinco años y la proporción de la población mundial que utilizaba mejores fuentes aumentó del 76% al 91% desde 1.990.
Sin embargo, nos encontramos si cabe a medio camino, ya que la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y se prevé que esta cifra vaya en aumento. Además, más de 1.700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales donde el consumo de agua es superior a la recarga o utilizan una fuente de agua potable que está contaminada con materia fecal. Cada día, cerca de 1.000 niños mueren a causa de enfermedades diarreicas prevenibles relacionadas con el agua y el saneamiento, y unido a esto en muchas ocasiones, la existencia de poblaciones que tienen que recorrer grandes distancias a pie, para acceder a unos pocos litros de agua.
En este escenario, ahora ya no tan celebrable, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se marca las siguientes metas para garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible, y el saneamiento para todos:
- Para 2030, lograr el acceso universal y equitativo al agua potable, a un precio asequible para todos.
- Para 2030, lograr el acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones vulnerables.
- Para 2030, mejorar la calidad del agua mediante la reducción de la contaminación, reducción al mínimo de la descarga de materiales y productos químicos peligrosos, la reducción a la mitad del porcentaje de aguas residuales sin tratar, y un aumento sustancial del reciclado y la reutilización en condiciones de seguridad a nivel mundial.
- Para 2030, aumentar sustancialmente la utilización eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores, y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce, para hacer frente a la escasez de agua y reducir sustancialmente el número de personas que sufren la escasez de agua.
- Para 2030, poner en práctica la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda.
- Para 2020, proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos.
- Para 2030, ampliar la cooperación internacional y el apoyo prestado a los países en desarrollo, para la creación de capacidad en actividades y programas relativos al agua y el saneamiento, incluidos el acopio y almacenamiento de agua, la desalinización, el aprovechamiento eficiente de los recursos hídricos, el tratamiento de aguas residuales y las tecnologías de reciclaje y reutilización.
- Apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales en la mejora de la gestión del agua y el saneamiento.
El reto es ambicioso, y por tanto es necesario destinar recursos y esfuerzos, a todas las escalas, empezando por los gobiernos, favoreciendo planes de investigación y desarrollo y a su vez profundizando en marcos legislativos que ayuden a una mejor gestión integral del ciclo hidrológico y favoreciendo socialmente su consecución.
A nuestro entender, el avance técnico, social y legislativo, debe abarcar tanto la captación y distribución del agua para el acceso y reparto, como en el tratamiento del agua para el uso y consumo, la depuración para la preservación y mejora ambiental, con calidad adecuada al medio natural y la regeneración de aguas para distintos usos, como riego agrícola, usos urbanos e industriales y recarga de acuíferos hasta por qué no, para el consumo como agua potable.
Desde estas líneas celebramos el día Mundial del Agua con la esperanza de poder escribir dentro de 15 años, datos relevantes y cuantitativos que constituyan un escenario mucho más justo y saludable a nivel mundial. Cualquier avance no conformista será importante y el esfuerzo habrá merecido la pena.